martes, 23 de decembro de 2008

GEORGE BEST

Corre el año 1968, en Paris un joven norirlandés de tan sólo 22 años recibe el Balón de oro de la FIFA, mientras en Ferrol, un hermoso niño ve por primera vez la luz. Dicha casualidad en si misma no es demasiado significativa, pero si a este hecho le añadimos que 37 años más tarde el mismo día en que moría el premiado, nacía el primer hijo de aquel niño, obtenemos dos variables tan extrañamente coincidentes que de ser Iker Jiménez, y no yo, el protagonista de esta historia habría dado para varios tomos de la historia paranormal del fútbol y quien sabe si para alguna que otra delirante historia de las de J.J Benítez.

Pero el caso es que soy yo quien cuenta la historia y lo que pretendo es escribir, a partir de estas dos casualidades que me acercan al ídolo, unas breves líneas sobre uno de los iconos más sobresalientes de la vida pública y deportiva de los años sesenta en Gran Bretaña, su nombre: George Best.

De Best podemos señalar dos aspectos claramente definidos. Su actitud frente a la vida y su faceta deportiva. Ambas como ídolo de masas y ambas caras de la misma moneda. Se engaña quién ve a Georgie como un excelente futbolista en el aspecto deportivo pero como un detestable alcohólico en lo personal. La figura de Best la tenemos que analizar como un todo, sin disociar al hombre del ídolo, puesto que la propuesta es siempre la misma por muchas vueltas que se le quieran dar, ¿Quién es el ídolo? ¿El futbolista melenudo y desgarbado o el play boy que disfruta la noche a base de mujeres y alcohol? ¿El regateador eléctrico y goleador certero o el trovador de Pub? la respuesta es una y nada más que una; se trata de un personaje por el que la honradez corría a raudales.

En nuestro país, quizás, el borracho haya podido con el genio, y ese puede ser uno de los motivos por los George Best no es tan conocido como debiera, se conoce vida y milagros de futbolistas mucho más grises, como Muller, Rossi, Neskeens, Gullit, etc, etc, etc. Incluso se ha realizado algún que otro documental de título pomposo como; “El partido del siglo” donde no se glosó la figura de Best pero si la de: Mazzola, Platini, Riva, Charlton, etc. ausencia para la cual no vale ningún tipo de explicación. Por este y por otros motivos, propongo desde este foro un fuerte aplauso para… Santiago Segurola, sin duda alguna, el más docto necrólogo del país.

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